Romanos 3:10 dice: “Como está escrito: no hay justo, ni aun uno.”

Romanos 3:23 dice: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.”

Cada ser humano ha pecado delante de Dios, y por naturaleza se encuentra en una posición apartada de la presencia de Dios. No somos suficientes buenos para poder entrar en el cielo. Estamos en una condición pecaminosa, y como dice la Biblia en Efesios 2:1, muertos en nuestros delitos y pecados.

¿Cuál es la consecuencia del pecado? Romanos 6:23 dice: “Porque la paga del pecado es muerte…” Aquí la muerte se refiere al mismo infierno.

La Biblia lo dice claramente: el precio que Dios pone en el pecado es la muerte espiritual, una eternidad apartado de Dios en el infierno. Como dice la Biblia en Apocalipsis 21:8 , “…todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”

¿Por qué murió Cristo? Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

1 Juan 2:2 dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.“ La palabra propiciación se define como “sacrificio de sustitución que se mueve a piedad o misericordia.” Dios es Santo, y no puede aguantar el pecado, pero Cristo, con su propia muerte, compró nuestra redención para con Dios. Cristo hizo toda la obra de la expiación, y Él es nuestra única esperanza.

¿Cuales son las condiciones puestas en la salvación? Romanos 6:23 dice: “…la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Dádiva se define como “una cosa que se da gratuitamente.” Es un regalo. Cristo pagó todo con su sangre, y nos ofrece gratuitamente el regalo de la vida eterna.

Romanos 10:9-10 dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

La salvación es gratuita a todo aquel que la pida, creyendo en su corazón. No son palabras particulares que salvan, sino la fe que uno tiene en su corazón, expresada a través de la oración. Hoy día, usted puede tomar la decisión de poner su fe en la única esperanza por la humanidad, el Señor Jesucristo.